martes, 19 de mayo de 2015

Crónica Media Maratón Fundación Puertos de Las Palmas

El novato en los 10 kilómetros ya tiene su primer diez mil, justo sobre el mismo trazado en el que completé mi primera media maratón, el de la Fundación Puertos de Las Palmas. Es curioso el nombre, "Fundación Puertos de Las Palmas", muy alejado de los pomposos actuales con muchos adjetivos en ingles, a ser posible que evoquen a la épica, o acrónimos varios. Igual la prueba podría pasar a denominarse "LPA Harbour Half Marathon Challengue"...y así ya sería la leche. Bromas aparte, la prueba cumplió de sobra las expectativas. Buena organización, avituallamientos completos, bolsa del corredor notable, hinchables para niños y avituallamiento final con grifo de cerveza. Todo ello por 5 euros. No se puede pedir más por menos. O igual así, más espacio temporal entre las pruebas de 21/10 y la de 5 kilómetros, que el atasco final fue importante.
El circuito es de los que invitan a correr y el tiempo amaneció perfecto para ello, nubes y nada del habitual bochorno plomizo que se instaura en estas fechas por nuestra capital, así que no había excusas. ¡A correr!

Se da la salida y me voy intentando situar bien y apretar bastante, el primer kilómetro es importante, sale en 3:33. Antes de llegar al dos ya me van pasando gacelas habituales de los primeros puestos como Aarón Sánchez, JoséLobillo o Patricia Díaz. En el tres ya tengo el corazón en la boca y parece que la petada está cerca, pero la sigo buscando, hoy no toca aflojar. Los kilómetros cinco y seis son los que más cuestan, te ves lejos de la salida y también de la meta y es donde moralmente más fuerte se debe estar, además, en este circuito transcurren en ligera pendiente y se nota, son los únicos donde me voy por encima de los cuatro minutos.
Gracias por la foto, Esther CK.
Afortunadamente, al ser un circuito de ida y vuelta, en algunos tramos te entretienes viendo a corredores que van en el otro sentido y pasa más rápido. A partir del siete ya empieza a intuirse la meta e inconscientemente subo el ritmo, en ese momento me veo fuerte y voy incluso adelantando corredores, que luego se multiplicarían en los dos últimos kilómetros al coincidir con la prueba de cinco kilómetros, por lo que esto se convierte en un zigzag continuo de adelantar a compañeros hasta meta. Muchos incluso van caminando. Y me pregunto... ¿Apuntarte en una carrera de 5 kilómetros para hacer la mitad caminando y con el corazón a mil pulsaciones? ¿No es mejor prepararte un poco más, que es gratis, y apuntarte cuando puedas completar la distancia sin problema?  Lo digo desde la modestia más absoluta del que hace pocos años pesaba 95 kilos y le costaba horrores apuntarse a su primera carrera precisamente por eso.

Y así llegué a meta, contento por completar mi primer diez mil en menos de 39 minutos -me veía capaz de terminar una ultra antes de hacer 10 kilómetros por debajo de cuatro minutos de media- y ahora soy consciente de que puedo hacer las dos cosas, por lo que me han dado ganas de entrenar un poco más la explosividad de cara a este tipo de pruebas. Además, el honorable multicampeón, olímpico y premio Principe de Asturias Martín Fiz solo me sacó 5 minutos, a mi, un honorable multicampeón...comiendo golosinas, pizzas y hamburguesas. "Es que el corrió un medio maratón la semana pasada". ¡Y yo La Transvulcania! Bueno, vale...el me dobla la edad, ok. Es broma, se entiende.


KeepPushing!

Datos Técnicos:
Prueba: 10k Fundación Puertos de Las Palmas.
Kilómetros:10.
Tiempo: 38"56.
Posición: 34º general. 12 Senior (777 finishers).
Minutos por Kilómetro: 3:53. 
Ganador: 
21k: Rubén Palomeque. 1:11"12.
10K: Alejandro Santana. 32"26.
5K: Saul Castro. 15"35.
Clasificaciones:
http://www.correfundacionpuertos.com/?page_id=821

sábado, 16 de mayo de 2015

Mi primer 10000


Es curioso, tras cuatro ultras, tres maratones, alguna media maratón y varias decenas de carreras más...participaré en mi primer 10k.

Todo parte de la feria de la Gran Canaria Maratón, donde había un stand de la Media Maratón Fundación Puertos de Las Palmas que ofrecía durante la misma inscripciones a precio rebajado para la prueba. Y por 5 euritos, creo que no viene mal estirar piernas.

Además, así espero concluir un ciclo. Ese fin de semana me lesioné y este espero terminar la prueba cerrando definitivamente la puerta al manido síndrome de la cintilla iliotibial.

¿Objetivo? Aprovechar el estado de forma -y ánimo- post Transvulcania y salir con el cuchillo entre los dientes, a fondo, a fuego hasta meta y si toca petar, pues petaré y ya luego iré tranquilito. Como nunca he competido en 10 kilómetros de forma oficial no tengo ni idea de que tiempo puedo hacer, y creo que lo más rápido que he completado esta distancia es en 41 minutos. A ver de lo que soy capaz mañana.

¿Y qué más te cuento? El recorrido es el habitual y desangelado por el puerto...y no hay más historia. ¡A correr!

#KeepPushing.


jueves, 14 de mayo de 2015

I dit it again. [Crónica Transvulcania 2015]


El pasado sábado dispute mi segunda Transvulcania, ha sido una edición dura y diferente, con muchas críticas de los corredores populares a la organización que luego ha degenerado en una "guerra" entre ultreros de toda la vida y novatos aventureros. Yo, que no soy ni una cosa ni otra, no termino de definirme entre las dos posturas, aunque entiendo tanto a unos como a otros. Posiblemente, dando rienda suelta a mis pensamientos en este lienzo en blanco tal vez mis ideales terminen de ordenarse espontáneamente, veremos si es así.



El sábado a las 6:00, un año después de mi primera participación, estaba nuevamente bajo el arco de salida del Faro de Fuencaliente. Y lo hacía no con indiferencia, pero si con el anhelo del que sabe que no podrá competir de la forma en que es capaz. Las lesiones lastraban mi preparación y confianza y ello hacía que afrontara la prueba sabiendo que en cualquier momento la rodilla -cualquiera de las dos, a saber- diría "Basta" y ahí acabara todo. Era lo más probable, y con esa incógnita salí sin más, llegaría hasta donde tuviera que llegar y punto, total, bajar el tiempo del año pasado era una causa perdida.

Antes de eso, tocó el tradicional crucero por las 4 islas que me llevaría a La Palma, una divertida convivencia con los compañeros, el también tradicional almuerzo en el Chipi-Chipi y un viernes más movido de lo que me gustaría.



Se da la salida -es imposible que no se te pongan los pelos de punta con ella- y a correr caminar, parar, caminar, parar...hasta que el tapón inicial fuera diluyéndose. El año pasado tomé una postura más agresiva que me dejó en Los Canarios en apenas 45 minutos, este año calma absoluta, ya habrá tiempo de correr. Llego al volcán de San Antonio y pongo velocidad de crucero, sin prisa pero sin pausa.  El ritmo empleado y el plan ultraconservador me permiten fijarme en detalles que se me habían pasado por alto en la anterior edición. Que bonita es esta carrera. De esa forma vamos llegando a Los Canarios, como siempre, espectacular, dan ganas de volver a bajar y subir varias veces para revivir ese ambiente único.



Conseguida la primera meta enfilamos la ascensión a Las Deseadas. "Por aquí han venido con bolsas de arena, el año pasado esto no estaba así". Es la sensación que me daba, demasiado picón y tierra suelta. Aparte de eso, todo marcha sin problemas y me voy divirtiendo y disfrutando. Tras alcanzar esa nueva cima toca el primer descenso hasta el Refugio del Pilar y con él la primera prueba de fuego. "Que aguante la rodilla, que aguante la rodilla por dios..." y aguantó. Eso si, la bajada la hice pisando huevos. Sigo disfrutando y así llego al refugio. Primer avituallamiento sólido, desayuno, hablo con los compañeros, tomo algo...total, que paro más de la cuenta y cuando arranco noto el tradicional dolor en la rótula. Normalmente cuando da, ya no para, así que parece que aquí acaba todo, pero a los 5 minutos...desaparece. Como mismo vino se fue, genial. Este es el tramo de la carrera donde más y mejor se puede correr, y así lo hago aunque con mucha prudencia. 



Llego al Reventón. Punto clave de la carrera para muchos. Aquí hay que reponer fuerzas bien porque este año se suprime el avituallamiento del Pico de la Nieve y se alcanzan alturas y temperaturas muy altas. No quiero parar excesivamente vista mi anterior experiencia con la rótula tras descansar en El Pilar, pero es lo que toca.  Recargo bien y seguimos subiendo cimas, coronando picos y peleando con el sol. En una de esas tropiezo con una rama...y me rasga totalmente el upper de la playera dejándola casi como una zapatilla de playa. El resto de carrera me tocará hacerlo más fresquito, pero sin apoyo delantero y encajando las piedras que se cuelan por ese agujero. Mi motor diesel aquí ya está en su puntito. Voy avanzando y disfrutando sin ningún problema mientras ojeo el cuentakilómetros regresivo. 6 al Pico de la Cruz, 5,4,2,1...me queda agua, está algo caliente, así que me la tiro por encima, ya el avituallamiento está aquí, cuando suba esta cima. La alcanzo...y no lo veo, seguro que está detrás de esa curva, tampoco. Bueno, pues de la otra...¡Chacho! ¿Dónde está el avituallamiento? Pues casi 5 kilómetros más adelante. En El Pico de la Cruz, donde bien decía la organización, solo que 5 kilómetros más tarde de los 12 anunciados. Por el camino voy viendo compañeros que parecen zombis, aficionados con decenas de botellas vacías, algunos tienen garrafas, no les pido porque aunque no voy bien, se que detrás de mi vienen casi mil personas que llegarán peor. Recuerdo que el año pasado el tramo entre el Pico de la Nieve y el de la Cruz se me hizo eterno al estar mal medido, este año se repite el error de medición solo que sin avituallamiento en medio. Fallo de la organización, cierto, y grave además. Pero... ¿Qué un avituallamiento esté unos kilómetros más lejos o directamente no esté es motivo suficiente para que tu carrera se venga abajo? Por 3 kilómetros sin "buffet" ya te eximes de toda culpa y le das a ese margen responsabilidad absoluta sobre tu éxito o fracaso? ¿No es eso ir demasiado al límite? ¿Cuántas carreras has hecho donde un avituallamiento estaba mal medido, no había agua...o directamente ni estaba? Seguro que más de una. Un corredor debe estar mínimamente preparado para eso. ¿Y si te pierdes y tienes que hacer 3 kilómetros de más? Toca reflexionar, todos. Además, recuerdo como en 2014 el Roque de los Muchachos y, sobre todo, El Time, eran auténticos refugios de guerra, con decenas de corredores recibiendo asistencia médica. Este año en esos puntos había mucha más tranquilidad, señal de que la criba volvió a ocurrir...pero unos kilómetros antes. ¿Te imaginas jugar un partido de futbol con Messi, Ronaldo o Valeron? ¿Y uno de basket con Gasol? ¿Una partidita de tenis con Nadal? Es inviable porque llegar a ese nivel de profesionalidad está sólo al alcance de prodigios. En nuestro deporte afortunadamente si podemos hacer eso, pero debemos ser consecuentes.


Lo dicho, toca reflexionar.


Tras el Pico de la Cruz emprendo el camino al Roque. Voy contento, se que allí me espera un buen plato de macarrones con una Coca Cola fresquita. Soy así, voy de avituallamiento en avituallamiento pensando únicamente en comer. Antes de lo que pensaba estoy en la cumbre de La Palma, noto como mis piernas vuelan y corro por donde el pasado año casi no podía ni caminar, y además voy fresco como una rosa. Me propongo disfrutar e incluso aminoro voluntariamente la marcha, y así llego al Roque de Los Muchachos, donde toca almorzar y reponer fuerzas.



Dejo atrás la cima de la isla y es en ese momento donde empieza mi carrera, pues es en bajadas técnicas y con desnivel pronunciado donde mi rótula y fascia lata se bloquean, me dan la ídem y no me dejan ni caminar.  Voy bajando con prudencia pero con ganas y fuerza. Me noto más cómodo que el pasado año..y llego a El Time. Otra meta conquistada, la rodilla no se queja y seguimos bajando, ahora en terreno más técnico...y todo OK, aunque no me confío, esto no avisa y lo que es euforia en solo 100 metros se puede convertir en llanto. Afortunadamente todo marcha y de esa manera llego a Tazacorte. Luego compararía mi tiempo de bajada del 2014 y del 2015 y este año fui mucho más rápido, situación que se repetiría en el tramo que separa la costa de Los LLanos de Aridane. Subo las últimas rampas sin problemas y a correr en la larga recta hasta meta. Ya lo tengo, I did it again. Depa, speaker y compañero de Solorunners, me recibe con una calurosa bienvenida. Lo que se vive aquí es inenarrable. La calle es un hervidero de gente que va aumentando los decibelios de forma progresiva del primer al último corredor, todos sin excepción reciben la felicitación de una isla entera volcada con su prueba. Y ahí se quedan desde la 1 de la tarde hasta entrada la madrugada, con la misma ilusión y aliento. Sencillamente mágico. 




Y así transcurrió mi segunda Transvulcania. Volví para mejorar mi tiempo del año anterior, luego descarté participar y finalmente, con solo 5 semanas de entreno me puse en la salida sabiendo que las posibilidades de acabar eran escasas. Pues crucé la meta. Y lo hice de menos a más, adelantando a cientos de corredores en cada tramo. Salí sobre el 1000, llegué a los Canarios sobre el 900 y progresivamente entré en el grupo de los 300. Tardé casi una hora más que en 2014, pero hice una carrera mucho más inteligente, efectiva, y llegué fresco y libre de cualquier problema, nada que ver con las dos horas de hospitalito que me esperaban en esa misma meta 360 días antes. Pero sobre todo feliz por una cosa: ¡Igual ya estoy curado! Aunque si algo me ha enseñado esta lesión es que todavía no se puede cantar victoria.

Salvo el ya mencionado caso del famoso avituallamiento, ni una queja organizativa. Avituallamientos perfectos -eché en falta los productos de bollería del año pasado pues este año cambiaron de marca, pero porque soy un goloso- y atención exquisita. Recogida de dorsal rápida, cronometraje experimentado en manos de Toptime, servicio de guaguas genial...ni un pero. 

Y lo mejor de la carrera, como siempre, la compañía. Vivirla es bonita, pero si lo haces rodeado de tus amigos es el no va más. Agradecer a mis compañeros de Carphial los días previos y posteriores, lo pasamos como enanos. Además tienen parte importante de la culpa de que llegara a meta, pues sin tantos kilómetros juntos, no ya en carrera, sino en esas semanas previas entrenando y dándonos fuerzas unos a otros, hubiera sido más difícil y sobre todo tedioso. Y también al resto de amigos con los que coincidí en carrera, no los menciono a todos para no dejarme a nadie atrás. Me queda una enorme sensación de tristeza por no compartir meta con muchos de ellos, lo merecían como nadie, pero se que cruzarán esa línea porque lo tienen en su ADN. En lo que pueda, pienso ayudarlos a ello. También gracias a los amigos que alentaban en la distancia vía whatsapp y redes sociales. Pero si a alguien hay que agradecerle su presencia allí es a nuestras chicas: Aitana, Cristina, Elisa, Esther, Geno, Omayra, Rita, Yurena y Sara. Sufren más ellas haciendo kilómetros y apoyándonos que nosotros. Aguantan nuestras ausencias...y nuestras lastimosas presencias pre y post carrera. Sin ellas esto si que no sería posible. Gracias, chicas, especialmente a mi mujer, me asombra ver su arrope incondicional y me planteo si yo sería capaz de dar el mismo empuje si la situación fuera al revés. Saber que estás en el siguiente avituallamiento y en la meta es una dosis extra de empuje para llegar a ella. No quiero acabar la crónica sin agradecer a Runhabitat su apoyo para completar la misma. Mi entrenador Samuel que en sólo un mes consiguió que me pusiera en un tono óptimo y sobre todo mi fisio, Oscar, que obró el milagro de mi curación en un plazo increíble, hasta el mismo jueves antes estuvimos trabajando en la dichosa rodilla. Gracias. 
Acabo el párrafo y siento que no he sido suficientemente agradecido con todos los anteriores, reitero mi agradecimiento infinito. Son grandes.



Y eso es todo. Toca cerrar de momento el capítulo Transvulcania. No creo que vuelva el próximo año, aunque el reto de bajar de las 11 horas sigue en pie. Ahora a afrontar nuevos retos, tengo muchas ganas de atreverme con mi primera ultra de más de 100 kilómetros, tantas que estoy apuntado en lista de espera de UltraPirineu. Ojalá me llamen.

Transvulcania...volveré.


#KeepPushing

Datos Técnicos:
Prueba: Transvulcania Ultramaratón.
Kilómetros: 73,3. 8525 metros desnivel acumulado, 4415 positivos.
Tiempo: 12h 29min 14 seg.
Posición: 348º general. 320 Senior Masculino. 1091 finishers.
Minutos por Kilómetro: 10:11. 
Ganador: Luis Alberto Hernando (6horas, 52 minutos).
Clasificaciones:
http://transvulcania.com/trackingsport/partials.html?ev=19&o=432&l=en&m=644&e=FIN

martes, 5 de mayo de 2015

El tortuoso camino a La Palma. [Previa Transvulcania]

Y no me refiero a las 12 horas de viaje con dos barcos y cuatro islas de por medio que me tocan el jueves, sino a mi experiencia de estos meses.

Cuando me apunté lo hice con la intención de mejorar mi marca del 2014, ahora mismo...igual ni podré tomar la partida.

Los hechos, cronológicamente, se han desarrollado así:

Octubre: Acabo la Tenerife Bluetrail con la mosca detrás de la oreja, yo siempre voy de menos a más, acabando muy entero, y aquí notaba como las rodillas no iban bien. Lo achaco a que nunca había hecho una carrera con tantos kilómetros y desnivel. Después de dicha ultra, me tomo unas semanas de "vacaciones" runners.

Noviembre y Diciembre: Los paso prácticamente en blanco, con los preparativos de la apertura de Solorunners no tengo tiempo para nada. A mitad de mes me toca una inscripción al Gran Canaria Maratón...y cometo la osadía de apuntarme a los 42 kilómetros.

Enero: Apenas he entrenado para la carrera, pero me planto en la salida. Sobre el kilómetro 10 noto dolor en las rodillas...pero la acabo. Cuando intento volver a correr no puedo hacer más de medio kilómetro. Me paso el resto de mes en blanco.

Febrero: No puedo correr, pero descubro que en bici no siento dolor. Salen cientos de kilómetros bajo la lluvia y el frío. Visito al médico sin ningún tipo de dato esclarecedor.

Marzo: Primera visita al fisio tras hacerme mucho de rogar (otro fallo más en la cadena de errores). A partir de aquí, consultas prácticamente semanales. Puedo llegar a correr un kilómetro sin tener que parar, luego 3, luego media hora, luego una hora. Sigo dándole duro a la bicicleta.

Abril: La cintilla iliotibial y la condromalacia rotuliana (en teoría las dos causas posibles tras cinco ecografías y una resonancia) me dan una pequeña tregua. El dolor no se va del todo, pero puedo correr y me voy sintiendo mejor. Alcanzo incluso un pequeño estado de forma óptimo. Salen más de 100 kilómetros semanales. A lo mejor llego y todo, pero..en el último entreno serio la otra rodilla, la buena, empieza a dolerme hasta el punto de no dejarme correr. ¿La sobrecompensación? Puede ser. Ahora toca mimarla a ella.

Mayo: La rodilla derecha duele incluso en frío. En la última visita al fisio nueva sesión de EPI y que sea lo que dios quiera. Faltan 4 días para salir.
Chuleta preparada.
Y esa es la historia, mucho tiempo en bicicleta bajo la lluvia pasando frío, apenas un par de entrenos buenos donde he disfrutado, mucho dolor, varios sinsabores, demasiadas agujadas, tanto de punción seca como de electrólisis percutanea intratisular (alargadas agujas electrificadas que duelen lo que no está escrito) clavadas y varios kilos de más y kilómetros de menos con respecto al año pasado.

Un panorama nada halagüeño que no deja demasiadas esperanzas.  Salgo sin confianza, sin ritmo y sin haberme probado antes (mi último trail fue la Bluetrail hace 7 meses).
Va a estar difícil repetir esta foto.
Pero...al menos, si la cosa no va a mayores, estaré en la línea de salida y llegaré hasta donde la rodilla y las fuerzas me dejen. No pienso arriesgar nada y desde que note dolor pararé, así que difícilmente me verán cruzar la meta de Los Llanos de Aridane, pero lo intentaré. Eso sí, si la cosa sale como la lógica dice, es decir, consumando mi primer abandono, prometo venganza.

#KeepPushing
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